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Introducción al «Hagakure», escrita en 1967, tres años antes de su dramático suicidio ritual en el Cuartel General de las Fuerzas de Autodefensa en Tokio, es una de las obras que mejor representan el pensamiento de este escritor y pensador de elite que fue Yukio Mishima. Pues si la fascinación por el ideario del guerrero fue constante en toda su vida, el Hagakure es el libro clásico de la tradición Samurái del Japón, y, como tal, fue su libro predilecto: “Puedo afirmar, si hay un libro al que he vuelto una y otra vez, cuyos párrafos han sido lectura y relectura constantes en todos los años que siguieron, ése ha sido el Hagakure. Sobre todo, después de que acabó la guerra –en el transcurso de la cual era una lectura socialmente obligatoria– la luz de Hagakure empezó a brillar en mí. Tal vez sea una obra paradójica en su origen. En la guerra era como un cuerpo luminoso a plena luz; en la oscuridad, sin embargo, es cuando su brillo irradia con todo su fulgor. El libro que me guiara en todo momento tenía que ser la base de mis principios éticos y, al mismo tiempo, debía ser una obra plenamente aceptada en mis años de juventud. Sí, tenía que servirme de firme sostén para mis dos facetas: la de la soledad y la de mi postura antisocial. Por añadidura, había de ser un libro que estuviera prohibido por mis coetáneos. Hagakure cumplía todos esos requisitos”.
El Hagakure, que puede traducirse como “Oculto entre la hojarasca”, fue ensalzado por el nacionalismo nipón de principios de siglo XX como “el espíritu único de los japoneses”. Durante la Segunda Guerra Mundial, las ediciones proliferaron y se vendieron en cantidades asombrosas. “Descubrí que el Camino del Samurái es la muerte”, se convirtió en un eslogan de los jóvenes pilotos kamikazes que se lanzaban a su muerte para repeler al enemigo. Después de la guerra, Hagakure fue abandonado rápidamente por ser peligroso y subversivo. Muchas copias fueron destruidas para no ser alcanzadas por los ojos de las autoridades de ocupación.
Es entonces cuando el Hagakure se convierte en un refugio para Mishima, le muestra lo que debe hacer si pretende ser de verdad un samurái: debe estar dispuesto a no sustraerse a los sacrificios, no eludir los sufrimientos, fortalecerse en el dolor; vivir aprendiendo a morir instante a instante y, sobre todo, estar lo suficientemente preparado para, llegado el caso, ser capaz de realizar seppuku. Para ello, todos los samuráis saben que han de ser poderosos y fuertes en sus cualidades viriles, estar provistos de una energía especial, de un espíritu distinto, o, de lo contrario, fracasarían. Por ello es que critica el afeminamiento de los hombres de hoy, resultado de la creciente democratización a la americana que se observa en la sociedad japonesa. Para él la muerte es un camino ascético, una meditación constante para resignificar la vida a la luz de su fin, pero también un símbolo del camino del abandono de uno mismo como medio para conseguir la virtud.
El libro original de Jocho es una enorme recopilación que incluye instrucciones morales y prácticas para los samuráis, así como información sobre la historia local y las hazañas de determinados guerreros. Mishima hace hincapié, además de en la muerte, en la acción, la subjetividad, la fuerza de carácter, la pasión y el amor. Mishima establece un paralelismo entre la decadencia moral de la época de Jocho y la del Japón de la posguerra, y explica cómo los consejos de Jocho le han ayudado a vivir una vida anacrónica y, por tanto, digna. Subraya el importante papel que desempeñó Hagakure en su desarrollo durante la guerra y analiza las similitudes entre sus propias críticas al Japón materialista de la posguerra y las críticas de Jocho a la suntuosa decadencia de sus contemporáneos.
Mishima parece bastante cercano a Jocho en sus ideas sobre la moral personal. En su insistencia en la perfección espiritual y física del ser, ambos hombres parecen ser básicamente asociales; ambos se preocupan por la motivación personal, por cómo uno actúa más que por las consecuencias de la acción. Siempre se hace hincapié en el individuo, cuyo objetivo final es el autocultivo más que la contribución a su entorno inmediato.
La genialidad de Mishima fue aplicar a la sociedad moderna la crítica social más severa de la ética samurái que se encuentra en Hagakure. Su obra trata a menudo de la atomización de la sociedad moderna y de la imposibilidad de comunicación espiritual o emocional entre las personas. En las últimas obras de Mishima se puede apreciar la exaltación de la autosuficiencia. Todo lo que le interesa a un héroe de Mishima, lo puede hacer por sí mismo. No necesita a nadie, ni le importa lo que los demás necesiten. Tal actitud encontró su máxima realización en la muerte de Mishima por el bien de un emperador que no tenía ningún interés en él, por una causa a la que sabía perdida, y por su propia mano. El camino hacia esa muerte violenta, pero fascinante, como forma de recriminar a sus compatriotas el haber abandonado las tradiciones japonesas en pos de una sociedad deshumanizada y consumista, puede encontrarse en el presente libro.
Libro físico - 158 páginas.
Price: AR$ 17.300