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El 28 junio 1988 tuvo lugar uno de los hechos más controversiales de la historia de la ciencia: la revista británica Nature, la más influyente de las revistas científicas generales del mundo, publica un artículo titulado: "desgranulación de los basófilos humanos por medio de altas disoluciones de un antisuero anti-IgE”. Para el gran público el título es totalmente incomprensible, pero lo que el artículo exponía era la posibilidad de que el agua pueda conservar un recuerdo, una huella, de las sustancias que han pasado por ella.
Esto representa una verdadera revolución científica, a cuya cabeza se encuentra Jacques Benveniste, quien había sido uno de los científicos franceses que más había publicado sobre inmunología, su especialidad original, y uno de los más apreciados. En 1971, su descubrimiento de un factor que activa las plaquetas de la sangre le colocó incluso en todos los manuales de medicina y en la lista de los nobelizables.
Sin embargo, apenas algunas semanas después, como consecuencia de una “contra-investigación” dirigida en su laboratorio por un equipo de Nature, en condiciones especialmente ofensivas, la revista decide que los resultados de los experimentos no son reales. Empieza entonces un proceso de marginalización y ridiculización de este gran científico que fue Benveniste, quien en lugar de ser desprestigiado por la comunidad del cientificismo oficial bien podría haber recibido el premio Nobel por dilucidar los mecanismos biológicos relativos a la estructura del agua.
Su trabajo marcaba una revolución en química y en biología, un descubrimiento de los que marcan un hito en la historia de la ciencia contemporánea, pero también podía hacer tambalear los grandes equilibrios de la industria farmacéutica, por lo que los grandes poderes, con sus gigantescas estructuras económico-científicas, de inmediato se aprestan a atacarlo.
En lugar de seguir investigando imparcialmente para llegar a mejores resultados, el establishment pone en funcionamiento sus instituciones guardianas de su ciencia oficial, diosa secularizada, fuera de la cual no hay salvación posible, con sus procesamientos inquisitatoriales.
Benveniste decide en este libro, publicado póstumamente, que ya era hora de entrar en detalle sobre su verdad acerca del archivo de la memoria del agua, de contar las maniobras, los golpes bajos, las vilezas y los insultos de los que ha sido objeto desde que el famoso artículo fuera publicado. Contando su verdad se aplica a describir y denunciar estos procedimientos de bloqueo, de censura y obstaculización, puesto que lo que está en juego es el porvenir de toda la investigación en biología (y por tanto en biomedicina, lo que puede afectarnos directamente a todos nosotros).
Benveniste sostiene que "el conjunto de los resultados experimentales que hemos obtenido, tanto en células aisladas en vitro, como en animales completos, muestran sin lugar a dudas que se pueden conseguir efectos biológicos específicos con muy altas diluciones de sustancias activas. Si el mundo de la investigación estuviera realmente abierto a las innovaciones, como sus responsables pretenden, podría ceñirme a constatar, gracias a mis observaciones, que el agua transmite las señales moleculares de bajas frecuentas y a desarrollar los experimentos, y extraer las aplicaciones. Y podría dejarles a los físicos la labor de definir la naturaleza exacta de la señal.
Numerosos equipos trabajan en todo el mundo con los experimentos de altas diluciones, y sus trabajos son objeto de publicación en revistas con revisión inter pares. Por tanto, la reproducibilidad existe verdaderamente, a condición de aceptar verla.
¿Cómo explicar entonces que los grupos de presión científicos dominantes se pusieran de acuerdo en la decisión de acabar con mis trabajos sobre la memoria del agua? Ya manifesté la idea según la cual el descubrimiento de mi autoría fue evaluado, no tanto por lo que era, sino en función de sus consecuencias, a las que el poder científico juzgó desestabilizadoras".
Libro físico - 228 páginas.
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