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Arnold Ehret fue no sólo uno de los principales protagonistas del renacimiento naturalista alemán, llegando a ser luego un ícono cultural para los primeros movimientos hippies y vegetarianos de Norteamérica tras su asentamiento allí, sino también una constante amenaza para el sistema médico constituido. De allí las nunca aclaradas sospechas sobre su muerte y los ataques de desprestigio que el sistema cada tanto reaviva contra su figura. Y es que sus teorías, y la aplicación exitosa de ellas, desmantela por completo las bases de la ciencia médica actual, basada en la venta de medicamentos que buscan hacer del paciente un cliente cautivo, atacando sus síntomas en lugar de las causas de la enfermedad.
Con apenas 31 años Ehret fue diagnosticado con la enfermedad "incurable" de Brigh que amenazaba llevarlo a la tumba. Pero esto fue para él solo el impulso para estudiar y sistematizar el encarrilamiento de las fuerzas autocurativas que todo ser humano posee por naturaleza, logrando primero curarse a sí mismo para luego dedicar su vida a quitarle clientes a la industria.
Para Ehret, toda enfermedad -no importa con que nombre sea conocida por la ciencia médica- es en esencia una constipación, un atascamiento de todo el sistema tubular del cuerpo humano. La medicina sabe que cada individuo, término medio, tiene más de 4 kilos de heces sin eliminar, que envenenan continuamente todo su sistema; ese mucus deriva de substancias alimenticias indigestas, ineliminables y antinaturales, acumuladas desde la niñez, pero sin embargo se niega a ver en esto una causa de enfermedad ni de debilitamiento. Ehret interpreta que la enfermedad es un intento del cuerpo para eliminar las escorias, mucus y toxina, y por ello creó un sistema que ayuda a la Naturaleza de la manera más natural y perfecta. No es la enfermedad, sino el cuerpo, el que debe ser curado; debe ser depurado, librado de desperdicios y materias extrañas, de mucus y toxinas acumulados.
La acumulación fisiológica de desechos es causa de todo tipo de enfermedadades; la causa más grande y dañosa de vitalidad abatida, salud imperfecta, falta de fuerza, sufrimiento, y de cada una y todas las condiciones imperfectas. Todas tienen un origen en el colon, nunca perfectamente vaciado desde el nacimiento. La dieta de la civilización moderna no es nunca enteramente digerida ni la escoria resultante eliminada. Expulsar este desecho, eliminarlo inteligente y cuidadosamente, y controlar esta operación, solo puede ser realizado perfectamente por el “Sistema curativo por Dieta amucosa”. Ehret no sólo ha reconocido la importancia de técnicas ya conocidas desde el principio de los tiempos, como el ayuno y la limpieza de colon, sino que las ha sistematizado de acuerdo a la condición en que se encuentra cada persona, previendo los problemas que se pueden presentar y la preparación dietética que es necesario tener, tanto como los hábitos posteriores más saludables.
No se presta atención siquiera a que uno de los sitios de curación más “milagrosa” de la medicina moderna son las salas de cuidados intensivos, donde prima la dieta líquida y la limpieza de colon. Tanto supuesto avance no es el causante de sus buenos resultados, sino que deriva de la aplicación de técnicas milenarias. De hecho, tanto la cura por el agua como el ayuno es una de las prácticas de salud más antiguas de la humanidad, durante miles de años los hombres de todo tiempo y lugar lo han practicado como forma de cuidar su salud. Es también la forma que vemos la naturaleza tiene de actuar, mediante el instinto en los animales que lo practican ante cualquier problema. Tanto es así que puede decirse que el ayuno es la única e infalible ley de la naturaleza en lo que respecta al tratamiento de cualquier enfermedad. Y Ehret sabía que alejarnos de nuestra Naturaleza nos llevaba a la enfermedad.
Otro punto a destacar de su método es que también supo ver los peligros que sus opositores le han achacado, por lo que ha diseñado un sistema de preparación previa, una aplicación gradual dependiendo de la condición del paciente y una salida saludable para que la eliminación de venenos no ocurra en demasía ni en forma demasiado rápida, ocasionando una contaminación de la circulación sanguínea y trayendo más problemas que beneficios. No hay otra cura que requiera tanta especialización individual y tan continua variación hasta encontrar la reacción del paciente. Es por esto que se necesita un consejo experimentado o una muy cuidadosa autobservación.
Su sistema se erigió a contramano de la "ciencia" de la nutrición, que en realidad tiene casi tantas teorías como nutricionistas, ya que no tienen problema en decir cosas opuestas a las que previamente decían sin siquiera sonrojarse. Y hoy, aquellos que ayer recomendaban comer cada dos horas ahora basan sus éxitos en la práctica del ayuno intermitente, del que Ehret fue inventor, pero sin reconocerlo. Muchos de los mejores consejos nutricionales tienen su origen en aquel, aunque ni siquiera lo sepan.
Arnold Ehret fue quien descubrió lo que pasa en el organismo mientras se somete a un ayuno. No es, como repiten sin cesar, aunque la experiencia los refute, los "científicos" que teorizan de cómo el organismo comienza a alimentarse de las grasas y proteínas. Si esto fuera cierto una persona obesa podría ayunar sin problemas, cuando en realidad son los flacos los que mejor pueden realizarlo. Como la investigación de campo demuestra cada vez más, la grasa en realidad se encarga de aislar la toxemia; es solo por ello que se puede perderla con la desintoxicación que provoca. Por ello es que perder grasa o detener la retención de líquidos sin eliminar la toxemia puede llevar a resultados insalubres dado que ambos son sistemas del cuerpo para combatir la toxicidad. Ehret se encargó de refutar a los nutricionistas demostrándoles que lo que sucede durante el ayuno es que el cuerpo, al suprimir el alimento, empieza a eliminar desechos y comienza con el proceso de regeneración. Por ello este proceso debe ser llevado de forma controlada como se encargó de hacer con su sistema de dieta amucosa.
La dieta frugívora es la ideal, práctica y natural, de la humanidad, para la nutrición, pero la Dieta Amucosa es una dieta de curación y consiste en frutas crudas y cocidas, verduras de hoja y sin almidón y cereales pobres en moco especialmente preparados. El “Sistema Curativo por Dieta amucosa” es una combinación de premeditados ayunos, largos o cortos, y un cambio progresivo de menú, con alimentos no armadores de mucus.
Finalmente, a contramano también de la medicina puramente materialista, Ehret supo ver las consecuencias espirituales de un retorno a la naturaleza. Tal como en la antigüedad los iniciados debían pasar por largos ayunos para entrar en contacto con las esencias espirituales, como hizo Pitágoras al llegar a Egipto, o Jesús con su ayuno de 40 días en el desierto, el retorno al orden natural nos devuelve a la prístina pureza del Ser Humano. Un cuerpo limpio favorece una natural conexión divina con la energía creadora.
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